jueves, 22 de abril de 2010

Mis mejores amigos

Un hombre, su caballo y su perro caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que él, su caballo y su perro habían muerto en un accidente. Es que a veces los muertos tardan un tiempo antes de darse cuenta de su nueva condición.

La caminata era muy larga, cerro arriba, el sol estaba fuerte y ellos estaban transpirados y con mucha sed. Necesitaban desesperadamente agua.

En una curva del camino divisaron un portón magnífico, todo de mármol que conducía a una plaza pavimentada con bloques de oro, en el centro de ella había una fuente de donde emanaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que en una garita custodiaba la entrada.

- Buen día, dice él.
- Buen día, respondió el hombre
- ¿Qué lugar es este tan lindo?, preguntó.
- Esto es el Cielo - fue la respuesta.
- ¡Qué bueno que llegamos al Cielo! Estamos con mucha sed - dijo el hombre.
- Puede entrar a beber agua cuando quiera - dijo el guardia, indicando la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están sedientos.
- Lo lamento - dijo el guarda. Aquí no se permite la entrada de animales.

El hombre quedó desconcertado, pues su sed era grande. Pero él no estaba dispuesto a beber dejando a sus amigos con sed. Así que prosiguió su camino.

Después de mucho caminar cerro arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba señalada por una puerta vieja semi-abierta. La puerta conducía a un camino de tierra, con árboles a ambos lados haciendo sombra. A la sombra de uno de los árboles había un hombre acostado.

- Buen día - dijo el caminante.
- Buen día - dijo el hombre.
- Estamos con mucha sed yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente entre aquellas piedras - dijo el hombre. Pueden beber cuanto quieran.

El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.

- Muchas gracias - dijo al salir.
- Vuelvan cuando quieran - dijo el hombre.
- A propósito - dijo el caminante, ¿cuál es el nombre de este lugar?
- El Cielo - respondió el hombre.
- ¿Cielo? Pero si el hombre de la garita de más abajo, al lado del portón de mármol, dijo que ese era el Cielo.
- Aquello no es el Cielo, eso es el Infierno.
- Pero entonces, dijo el caminante, esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera, respondió el hombre. En realidad, ellos nos hacen un gran favor porque allá quedan las personas que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.

sábado, 17 de abril de 2010

Balance

Excerpt from "The Book of Understanding" by Osho

“I have heard a beautiful story - I don’t know how far it is correct, I cannot vouch for it.

In paradise one afternoon, in its most famous cafe, Lao Tzu, Confucius, and Buddha are sitting and chatting. The waiter comes with a tray that holds three glasses of the juice called “Life,” and offers them. Buddha immediately closes his eyes and refuses; he says, “Life is misery.”

Confucius closes his eyes halfway - he is a middlist, he used to preach the golden mean - and asks the waiter to give him the glass. He would like to have a sip - but just a sip, because without tasting how can one say whether life is misery or not? Confucius had a scientific mind; he was not much of a mystic, he had a very pragmatic, earthbound mind. He was the first behaviorist the world has known, very logical. And it seems perfectly right - he says, “First I will have a sip, and then I will say what I think.” He takes a sip and he says, “Buddha is right - life is misery.”

Lao Tzu takes all the three glasses and he says, “Unless one drinks totally, how can one say anything?” And Lao Tzu says, ” He drinks all the three glasses and starts dancing!

Buddha and Confucius ask him, “Are you not going to say anything?” And Lao Tzu says, “This is what I am saying - my dance and my song are speaking for me.” Unless you taste totally, you cannot say. And when you taste totally, you still cannot say because what you know is such that no words are adequate.

Buddha is on one extreme, Confucius is in the middle. Lao Tzu has drunk all the three glasses - the one that was brought for Buddha, the one that was brought for Confucius, and the one that was brought for him. He has drunk them all; he has lived life in its three-dimensionality.

My own approach is that of Lao Tzu. Live life in all possible ways; don’t choose one thing against the other, and don’t try to be in the middle. Don’t try to balance yourself - balance is not something that can be cultivated. Balance is something that comes out of experiencing all the dimensions o flife. Balance is something that happens; it is not something that can be brought about through your efforts. If you bring it through your efforts it will be false, forced. And you will remain tense, you will not be relaxed, because how can a person who is trying to remain balanced in the middle be relaxed? You will always be afraid that if you relax you may start moving to the left or to the right. You are bound to remain uptight, and to be uptight is to miss the whole opportunity, the whole gift of life.

Don’t be uptight. Don’t live life according to principles. Live life in its totality, drink life in its totality! Yes, sometimes it tastes bitter - so what? That taste of bitterness will make you capable of tasting its sweetness. You will be able to appreciate the sweetness only if you have tasted its bitterness. One who knows not how to cry will not know how to laugh, either. One who cannot enjoy a deep laughter, a belly laugh, that person’s tears will be crocodile tears. They cannot be true, they cannot be authentic.

I don’t teach the middle way, I teach the total way. Then a balance comes of its own accord, and then that balance has tremendous beauty and grace. You have not forced it, it has simply come. By moving gracefully to the left, to the right, in the middle, slowly a balance comes to you because you remain so unidentified. When sadness comes, you know it will pass, and when happiness comes you know that will pass, too. Nothing remains; everything passes by. The only thing that always abides is your witnessing. That witnessing brings balance. That witnessing is balance. “

miércoles, 14 de abril de 2010

Organiza tu realidad

Organize your reality according to your strength; organize your reality according to your playfulness; according to your dreams; according to your joy; according to your hopes - and then you can help those who organize their reality according to their fears.
Seth

martes, 6 de abril de 2010

La Divinidad del Hombre

"Una vieja leyenda hindú explica que hubo un tiempo en que todos los hombres eran dioses pero abusaron tanto de su divinidad que Brahama, el señor de los dioses, decidió quitarles el poder divino y esconderlo en un lugar donde sería imposible de encontrar. El gran problema fue buscarle un escondite.

Entonces los dioses menores fueron convocados a un consejo para solucionar ese problema y propusieron esto:

"Enterraremos la divinidad del hombre en la tierra". Pero Brahama contesto: "esto no valdría para nada porque el hombre cavará y la encontrará".

Entonces los dioses replicaron: "en ese caso, ocultaremos la divinidad en lo mas profundo del mar". Pero Brahama contestó de nuevo y dijo: "no, porque tarde o temprano el hombre explorará los fondos de todos los mares, un día la encontraría, y la sacaría de donde está".

Entonces los dioses concluyeron: "no sabemos dónde esconderla pues no existe sitio en la tierra o en el mar donde el hombre no pueda llegar".

Entonces Brahama dijo: lo que vamos a hacer con la divinidad del hombre es esconderla en lo más profundo de él mismo porque es el único sitio donde no pensará jamás en buscar".

Así concluye la leyenda. El hombre ha dado la vuelta a la tierra, ha explorado, escalado, sumergido y cavado, a la búsqueda de algo que esta dentro de sí mismo."

Lo que nuestras células hacen

Propósito superior:
Cada célula del cuerpo
acuerda trabajar por el
bien del todo;
el bienestar individual
es secundario. Si es preciso,
morirá para proteger
al cuerpo (lo que ocurre con frecuencia).
El egoísmo resulta inconcebible,
incluso cuando la supervivencia
de las células está en juego.


Comunión: Cada célula permanece en contacto con todas las demás. Hay células mensajeras que corren en todas direcciones para notificar a los puestos avanzados más lejanos cualquier intención o deseo, por pequeño que sea. Retirarse o negarse a comunicar resulta inconcebible.

Conciencia: Las células se adaptan a cada momento. Son flexibles para responder a cada situación. Mantener hábitos rígidos resulta inconcebible.

Aceptación: Las células reconocen que cada una es igualmente importante. Todas las funciones del cuerpo son interdependientes. Realizarlas de manera aislada resulta inconcebible.

Creatividad: Aunque cada célula cumple funciones específicas (las células hepáticas, por ejemplo, realizan 50 tareas distintas), éstas se combinan de manera creativa. Una persona puede digerir alimentos que nunca había comido, concebir pensamientos nuevos o bailar de un modo nunca visto. Aferrarse a conductas anquilosadas resulta inconcebible.

Estar: Las células obedecen al ciclo universal de reposo y actividad. Aunque este ciclo se manifiesta de distintas formas (niveles hormonales fluctuantes, presión sanguínea, ritmos digestivos), su expresión más obvia es el sueño. Sigue siendo un misterio por qué necesitamos dormir, pero si no lo hacemos sufrimos disfunciones graves. El futuro del cuerpo se incuba en el silencio de la inactividad. La actividad obsesiva o la agresividad resultan inconcebibles.

Eficiencia: Las células operan con la menor cantidad posible de energía. En general, sólo almacenan tres segundos de alimento y oxígeno dentro de la pared celular. Confían totalmente en que se les proveerá. El consumo excesivo de alimento, aire o agua resulta inconcebible.

Conexión: Debido a su herencia genética común, las células saben que, en esencia, son iguales. El hecho de que las células hepáticas sean diferentes de las cardiacas, y las musculares de las cerebrales, no contradice su identidad colectiva, que es inalterable.

Dar: La actividad principal de las células es dar, lo que mantiene la integridad del resto. El compromiso total con la concesión produce automáticamente la recepción, la otra mitad de un ciclo natural. El acopio resulta inconcebible.

Inmortalidad: Las células se reproducen para transmitir a su descendencia, sin restricciones, su conocimiento, experiencia y talentos. Es una clase de inmortalidad práctica: someterse a la muerte en el plano físico, pero vencerla en el no físico. La brecha generacional resulta inconcebible.


Deepak Chopra

viernes, 2 de abril de 2010

Entonces que mismo hago? jajajaja

> > Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios ATUNES muy grandes.
> > El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.
> > El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito.
> > Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
> > El norteamericano volvió a preguntar:
> > ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
> > - El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
> > - El norteamericano dijo con tono burlón:
> > - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
> > - Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
> > - De quince a veinte años.
> > - Y luego ¿qué?
> > - El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
> > - Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
> > - ¿Millones, señor? Y luego ¿que?
> > - Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
> > Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?