domingo, 22 de agosto de 2010

El amor

“El amor no es una cosa de la mente. Y solo cuando está de veras quieta, que no espera nada, ni pide ni exige ni busca ni posee, cuando ya no tiene celos ni temor ni ansiedad, cuando está realmente en silencio, sólo entonces es posible el amor. La razón de que no tengamos amor es porque las cosas de la mente han llenado nuestros corazones(celos, envidias, deseos de ser alguien, ambición, éxito).

El amor sólo puede existir cuando está ausente el pensamiento del “Yo” y la libertad con respecto al “Yo” reside en el conocimiento propio y así llega la comprensión. El amor no tiene nada que ver con la sensación, que no es un medio para realizarse. El amor existe por sí mismo, sin ningún resultado.

Para la mayor parte de la gente, el amor está vinculado con el sexo y el placer y todos los tormentos que los acompañan: celos, envidias, antagonismos.

Uno ha de terminar con todo el conocimiento acumulado cada día, heridas psicológicas, compararse con otra persona, compadecerse a sí mismo… terminar con todo eso cada día, de modo que al día siguiente la mente de usted sea fresca y joven. Una mente así nunca puede ser lastimada, y eso es inocencia. Uno de las cosas extrañas relacionadas con el amor es que cualquier cosa que podamos hacer, será correcta si amamos. Cuando hay amor, la acción es siempre correcta, en todas las circunstancias. Y cuando existe esa calidad del amor, hay compasión. La compasión implica pasión por todo.”

Krishnamurti

miércoles, 11 de agosto de 2010

Las cigarras, y el ego domado

Alejandro Jodorowsky: Ayer, después de leer la vieja historia del fantasma celoso y mis comentarios, muchos preguntaron: “¿Después de una toma de conciencia, cómo liberarse de los fantasmas del pasado?”. Contestaré con otra vieja historia:

Un filósofo chino, durante uno de sus viajes, vio en las cercanías de un bosque a un jorobado que atrapaba cigarras como si estuviera recogiendo flores. El filosofo exclamó: “¡Qué habilidad! ¿Tienes un método?”. “Sí -respondió el jorobado- tengo un método: durante seis meses me dediqué a equilibrar dos esferas sobre una larga vara; cuando dejaron de caer, pocas cigarras se me escapaban. En seguida, sostuve en equilibrio tres esferas; cuando cesaron de caer, una cigarra de cada diez se me escapaba todavía. Por fin coloqué sobre la pértiga cinco esferas y cuando cesaron de caer no tuve más que recolectar las cigarras. Puedo mantener mi cuerpo inmóvil como el tronco de un árbol, y mi brazo tenso se parece a una rama seca. De tantas cosas que hay en el mundo, sólo conozco a las cigarras. No cambiaría por nada a las cigarras. No me muevo: ellas vienen a mí. ¿Cómo podría no atraparlas?”
El jorobado no tiene teorías filosóficas que le indiquen un método estudiando los hábitos del insecto. Primero olvida a las cigarras y se encierra a perfeccionarse corporal y espiritualmente. Cuando su mente está tan tranquila que puede olvidarse de sí mismo y sus pequeños intereses, para pensar sólo en un objeto con el más grande amor, entonces ya puede obtener todas las cigarras que quiera. La cigarra simboliza la esencia de la vida. Hay quienes la buscan en fiestas, actividades sociales periféricas, y toda clase de intoxicaciones, pero mientras más corren tras ella, menos la encuentran. El método sabio es el del jorobado: mirar hacia el interior de uno mismo, ordenarse, vaciarse, cortar amarras infantiles. Si sabemos esperar, todo vendrá hacia nosotros. La realidad le da oportunidad a quien sea, siempre que éste haya hecho algo que la sociedad necesita. Tratémonos como a un pozo al que se le limpia y destapa para que en él pueda volver a brotar el agua cristalina. El diamante adquiere valor, eliminando el carbon que lo entenebrece, para hacerse transparente.
El jorobado cazador de cigarras simboliza al Ego domado: en lugar de buscar tener, acumular, repetirse incontables veces a sí mismo, tratando de satisfacer un pedido infantil que aunque lo logre no podrá saciarlo, cesa de pedir y aprende a recibir a la vida, convertido en un gracias constante.