La Deriva Adivinatoria
Este trabajo consiste básicamente en salir a la calle buscando la respuesta a determinada pregunta que te ronda por la cabeza, y utilizar el escenario de la ciudad como oráculo que, de manera eventual, te aportará la respuesta que estas buscando.
Permite que te arrastre la corriente. Prueba caminos que nunca has recorrido, sigue tu intuición, gira en las calles, cruza puentes, y toma autobuses cuando lo creas necesario. Construye tu propio recorrido espontaneo y “mágico”, y presta atención al entorno que te rodea en cada momento.
La ciudad te absorberá y te mostrará sus secretos. Hazle las preguntas adecuadas y prepárate para recibir la información que buscas. Las respuestas pueden aparecer a través de los graffitis con los que te encuentres, las conversaciones de la gente, una página de un periódico arrugado que pises de manera accidental…
Para mí, se trata de una técnica proyectiva, al igual del tarot. Esto significa que, en cierto lugar de nosotros, ya tenemos las respuestas a todas las preguntas que nos podamos plantear, pero que por determinadas barreras, no nos es fácil acceder a ellas de manera ordinaria. Lo que hacemos con este tipo de oráculos es proyectar en el mundo exterior el “conocimiento inconsciente” que yace en nuestro mundo interior, permitiendo a nuestra consciencia acceder a dicha información. Pese a que se trata de una técnica de proyección, como en cualquier ocasión en la cual la ciudad nos ayude a obtener resultados “mágicos”, es importante terminar el trabajo agradeciendo a la ciudad su colaboración.
La Deriva de Poder
Se trata de una variante de la deriva cuyo objetivo es la caza de “objetos de poder”. Objetos cargados de energía que pueden ser utilizados como aliados por parte del Mago del Caos. Decide un lugar donde creas que puedes encontrar un objeto “especial”. Un talismán, un anillo o un libro con suficiente energía como para ayudarte en tus tareas “mágicas”.
A partir de ahí, déjate llevar, dirígete a la zona elegida y despliega tu técnica de deriva, moviéndote por el espacio de manera libre, guiado por la intuición, sin un destino claro, más allá de tu foco en obtener un objeto de poder.
En cierto momento, quizás, un objeto te llame la atención. De algún modo, era el objeto que estabas esperando, y puede que notes determinados “ecos” que resuenan dentro de tu persona de manera poderosa.
Adelante, hazte con el objeto si puedes. Esto puede incluir procesos obvios como la compra o cogerlo del suelo, si se trata de un “objeto abandonado”, o acciones más complejas como, quizás la negociación, el regateo, la súplica a su anterior propietario, etc… Se trata de tu trabajo mágico, así pues tú pones los límites, bajo tu propia responsabilidad.
Una vez adquirido el objeto, recomiendo un proceso de “familiarización” con este, para adaptarnos mutuamente, y cargarlo con nuestra propia energía. Si lo crees necesario, puedes hablar con el objeto, comunicarte con su “espíritu”, hacerle saber lo mucho que le respetas y cuanto agradeces que haya accedido a presentarse en tu camino… Como siempre, la regla básica es no trabajar con fuerzas que no somos capaces de dominar.
Así pues, nunca sometas tu voluntad a la voluntad del “espíritu del objeto”, y trátalo en cualquier caso como un aliado, no como tu Amo. Otro consejo útil es respetar en la medida de lo posible las “polaridades” del espíritu del objeto. Esto es, por ejemplo, no utilizar para lanzar maleficios un llavero de “Hello Kitty” vinculado con el "Amor a todo el mundo" y el “lado dulce” de las cosas…
El presente trabajo está claramente basado en los libros y perspectiva chamánica de Carlos Castaneda, aunque también podemos encontrar ejemplos de Objetos de Poder en la narrativa popular, como las “botas de siete leguas”, o la espada Stormbringer, en la saga de Elric (Ejemplo, este último, no del todo recomendable a la hora de establecer creencias, dado el sendero a la autodestrucción que conlleva servir una entidad como la Portadora de Tormentas).
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