¡Qué confusión, qué dicha, qué dolor!
El recurso a esta figura retórica es muy frecuente en la poesía mística y en la poesía amorosa, por considerarse que la experiencia de Dios o del amor trasciende todas las antinomias mundanas.
Y si sigue fallando todo… también María.
Hace 2 días
No hay comentarios:
Publicar un comentario